Los detractores contra Sartre le calificaron de «un filósofo decimonónico» a lo cual Sartre respondió (fines de los años 1970) «es cierto, porque lo de ahora no es verdadera filosofía», por otra parte Sartre definió concretamente a su existencialismo como un humanismo refutando a quienes le tacharon de nihilista. Es prácticamente imposible resumir en pocas líneas al existencialismo sartreano porque está relacionado con otros ismos de su época y de todos los tiempos. Durante la vida de Sartre éste fue especialmente atacado por quienes lo denostaban de ateo y materialista queriendo presentar a Sartre como un "amoral", sin embargo de todos los pensadores existencialistas es quizás el más moralista o, mejor dicho, el más eticista.