Gabriel Marcel en su primer libro, Journal Metaphysique (Diario metafísico) , abogaba por una filosofía de lo concreto que reconociera que la encarnación del sujeto en un cuerpo y la situación histórica del individuo condicionan en esencia, «lo que se es en realidad», es como Maritain uno de los "existencialistas cristianos franceses". Gabriel Marcel distinguió la que llamó "reflexión primaria", que tiene que ver con los objetos y las abstracciones. Esta reflexión alcanza su forma más elevada en la ciencia y la tecnología. La por Marcel llamada "reflexión secundaria" -usada por él como método- se ocupa de aquellos aspectos de la existencia humana, como el cuerpo y la situación de cada persona, en los que se participa de forma tan completa que el individuo no puede abstraerse de los mismos. La reflexión secundaria contempla los misterios y proporciona una especie de verdad (filosófica, moral y religiosa) que no puede ser verificada mediante procedimientos científicos, pero que es confirmada mientras ilumina la vida de cada uno. Marcel, a diferencia de otros existencialistas, hizo hincapié en la participación en una comunidad en vez de denunciar el ontológico aislamiento humano.